La agricultura estaba vinculada a la crecida del Nilo y al limo depositado en el suelo, convirtiéndolo a este en un manto verde y fértil. Cultivaban sobre todo cereales (cebada, trigo), legumbres y verduras (puerros, lechugas, cebollas, ajos, pepinos, rábanos, habas, garbanzos) y frutas (melones, uvas, dátiles, higos). Algún pueblo invasor trajo nuevas especies como manzanas, aceitunas y granadas. Además, durante la época de los faraones griegos aparecieron las peras, los melocotones, las cerezas y las almendras. Para fabricar tejidos y cuerdas, los campesinos cultivaban también el lino.
En julio el caudal del Nilo crecía y los campesinos no podían trabajar más al anegarse los campos. En octubre, las aguas se retiraban, era la época de la siembra y los campesinos roturaban la tierra y reparaban los canales. En marzo llegaba la estación seca, era el momento de la cosecha.
Tras la crecida, el lodo que cubría los campos era fácil de trabajar. Mientras un sembrador arrojaba las semillas, el labrador surcaba la tierra con el arado tirado por vacas o bueyes. Las semillas enterradas en el suelo germinaban más rápido y no se las comían los pájaros.